9.13.2011

EMPEZAR DE CERO


Dicen que si uno se aferra a recuerdos, muere un poco cada día. ¿Y qué si decido morir? Moriría con razón, aferrada a recuerdos que me han hecho mantenerme en pie toda mi vida. Siempre luché por un sueño, por alcanzar un sueño. Y, todo este tiempo, he estado viviendo ese sueño pero sé...estoy segura, que aún nos faltan cosas por hacer y por vivir juntos. A tu lado, quiero ver pasar la vida, quiero saber que vas a estar ahí conmigo SIEMPRE, quiero tomar tu mano y caminar sobre el mar, quiero remendar tus alas rotas, quiero derramar lágrimas a tu lado únicamente de felicidad. Quiero poder mirarte a los ojos, quiero ver esa sonrisa perfecta cada mañana al despertar. Quiero, quiero tanto y apenas debo conformarme con recuerdos... con ayeres.
Pero, ¿sabes?, ya no lloro al despertar, ya no muerdo con impotencia mis sábanas, ya no rasgo mis muñecas con las uñas hasta dejarme millones de marcas...hasta llegar a ver sangre. Ya no veo divertido el jugar con el filo de una tijera cerca de mi pecho, ya no observo el filo del cuchillo con ansiedad. Ya no veo. Ya no lloro, pero tampoco río. Ya no respiro. La muerte me va asediando lentamente y yo lo estoy permitiendo. Pero él, él quiere quitarme de ese hollo, él quiere que vuelva a creer en el amor, pero tengo miedo. Y el final siempre será el mismo: mi corazón roto en pedazos en el suelo. ¿Será, un niño, capas de cambiar aquel final eterno?.



Con mi sangre escribo este final. 
Hoy terminamos.